Trump le quitó el “parole” a to el mundo
Dime, hermano, échate este cuento que te va a dejar con la boca abierta. El “Trompito”, decidió fajarse con los migrantes otra vez. Y no lo hizo con sutileza, no, ¡lo hizo a lo grande! A partir del 24 de abril, manda a la calle, o mejor dicho, al avión de regreso, a casi 530,000 personas de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.
La guagua de la deportación ya está llegando
El aviso salió en el Registro Federal, como si fuera un simple anuncio de venta de guaguas. Pero esto no es ninguna broma, mi gente. Estamos hablando de una decisión que va a dejar a miles de familias en la calle, con la lengua afuera y sin saber qué va a pasar. ¿Pa’ dónde van a ir? ¿Quién los va a ayudar? Eso es lo que muchos se preguntan ahora mismo, con el corazón en la mano.
El “Trompito” alega que esos “paroles” eran ilegales, que se pasaron de la raya. Que él sí sabe lo que es la ley y que viene a “poner orden”. Ño, asere, esto sí que es un cuento chino. Parece que solo le importa echarle leña al fuego.
¿Y Biden qué dice de todo esto?
Mientras tanto, el Biden, que estaba intentando arreglar el desbarajuste, se quedó con cara de pocos amigos. Él, con sus programas de “parole”, estaba intentando controlar la llegada de migrantes por la frontera. Pero el “Trompito” echó todo por la borda.
Ahora, cientos de miles de personas están en la cuerda floja. Si no encuentran otra manera de regularizar su estatus, se van de regreso a sus países. Y créanme, no es ninguna vacación, la mayoría va a regresar a una situación bien difícil. Una verdadera candela.
Un final incierto
Este es un problema que va más allá de las elecciones o el juego político. Se trata de vidas humanas, de familias que buscaron una mejor vida y ahora enfrentan un futuro incierto.
Así que, mi gente, esto es solo un pequeño resumen de la situación. La cosa está bien caliente y solo queda esperar a ver qué pasa. Mientras tanto, mantengámonos unidos y apoyemos a los que más lo necesitan. Que al final del día, todos somos cubanos, todos somos hermanos. ¡Que bolá!