¡Se quemó el apartamento por culpa de un apagón!
Dime, hermano, échate este cuento que está más caliente que el asfalto a medio día. Resulta que en Santiago de Cuba, en el barrio José Martí, se armó una candela de aquellas. Un apagón, de esos que nos tienen a todos con la lengua afuera, y zas, ¡incendio en un apartamento!
La olla asesina
El culpable, según el propio afectado, Gilberto Hechavarría Duany (54 años, parecía un alma en pena cuando contó la historia), fue una olla arrocera. Sí, asere, una simple olla arrocera. La dejó enchufada, como hacemos todos cuando se va la luz, pensando que al volver la corriente, ¡zas!, arroz listo. Pero esta vez, la jugada no salió como esperaba. Cuando volvió la luz, la olla se puso a cocinar más que un sazón cubano, y al final, ¡pum!, candela.
Vecinos al rescate
Menos mal que los vecinos son gente chévere, rápidos de reflejos, como los peloteros cubanos en la serie nacional. Actuaron rápido y apagaron el fuego antes de que se convirtiera en una hecatombe. Si no, la cosa hubiera estado más fea que un guayabero sin guayabas.
El Facebook de la tragedia
Aris Arias Batalla, ese tipo de la Cruz Roja que siempre está al tanto de todo, posteó fotos en Facebook. Imágenes que muestran el apartamento como si hubiera pasado un huracán: paredes y techo negros, muebles hechos cenizas… Una cosa de película de terror, pero de las cubanas, ¿eh? Ni el peor monstruo de la fantasía se le compara.
El problema no es solo un apagón
Pero fíjate que esto no es un caso aislado, mi hermano. Con estos apagones que nos tiene el gobierno, la gente está recurriendo a métodos de supervivencia medio locos. Cocinar con leña, usar velas… y se han producido otros incendios con resultados similares. En Alamar, en Artemisa… por todas partes hay historias parecidas. ¡Y la solución? Ah, esa es la gran pregunta.
Preguntas que queman más que el fuego
Y aquí te dejo algunas preguntas que están más candentes que el mismo fuego del apartamento:
- ¿Habrá que inventar una olla arrocera a prueba de apagones? Esa sí que sería una invención de pinga.
- ¿Es que nadie aprende con la experiencia de los demás? La gente es terca como una mula.
¡Cuídense de esos apagones, que uno no sabe dónde puede caer el rayo! Hasta la próxima.