#¡Robos de motorinas en Pinar del Río! ¡Una banda cayó!
Dime, hermano, échate este cuento: Pinar del Río, que se creía la provincia más tranquila, ¡se vio envuelta en un tremendo lío con los cacos de motos! Una banda de ocho individuos, ¡ocho, asere!, fueron pescados robando motorinas como si fueran chicharrones en una feria. El asunto llegó hasta los tribunales y la cosa terminó con sentencias que te dejan con la boca abierta.
El juicio: ¡Tremendo espectáculo!
El juicio, mi gente, fue un verdadero culebrón. Se presentaron las pruebas, los testigos, ¡hasta el vecino chismoso aportó su granito de arena! Resultó que esta banda se metía en casas, garajes, hasta en solares, para llevarse las motorinas. En la ciudad, aprovechaban cualquier descuido pa’ pincharse una moto.
Según la fiscalía, la operación era un trabajo de precisión. Forzaban puertas, candados… ¡hasta techos rompían! No solo se llevaban las motos, sino cualquier cosa de valor que encontraran a su paso. Algunos dueños lograron recuperar sus máquinas gracias a la policía, pero otros quedaron más pelados que un huevo.
Las sentencias
El juez, sin contemplaciones, les cayó con el mazo. Las sentencias, mi gente, van desde tres hasta quince años de cárcel. ¡Quince años!, ¡como para pensarlo dos veces antes de meterse en líos! Además, los condenaron a no salir del país por el mismo tiempo que estén presos. Y como si fuera poco, tendrán que pagar por los daños que causaron.
¿Qué está pasando con las motorinas?
Este caso, asere, no es un cuento aislado. Por toda Cuba, el robo de motorinas está en candela. Es un problema grave, que está causando tremendo daño a la gente. La escasez de transporte y el precio de las motos en el mercado negro las han convertido en un imán para los malandrines.
La gente está desesperada, porque nadie se siente seguro. Mientras tanto, la gente sigue perdiendo sus motos, y la situación no hace más que empeorar.
¡A cuidarse, mi gente!
En fin, asere, este es el cuento. Un aviso para navegantes: ¡cuiden sus motos como si fueran oro molido!