Ministra dice que no hay mendigos en Cuba… ¡Qué descaro!
Dime, hermano, échate este cuento. Resulta que la Ministra del Trabajo, esa misma que se cree reina de la “justicia social,” soltó la perla de que en Cuba no hay mendigos. ¡No me jodas! Como si viviera en otro planeta, ¿o es que tiene una máquina de hacer realidad aumentada que borra a los que rebuscan en la basura?
¿Mendigos? ¡Qué va! Según la Ministra…
La señora dijo, con la cara más seria del mundo, que los que se ven en la calle “aparentemente” como mendigos, son unos vivos que se hacen los pobres para no trabajar. ¡Tremendo descaro! Según ella, esos que limpian parabrisas en los semáforos y después se toman sus tragos en la esquina, no son mendigos. ¡Qué imaginación! Y los que bucean en los contenedores buscando comida, ah, esos son “buzos” en busca de “materia prima.” ¡Candela!
La realidad, esa desconocida…
Ño, asere, pero ¿qué está pasando? Mientras la Ministra vive en su mundo de fantasía, la realidad cubana es otra cosa. ¿Acaso no ve a los viejitos pidiendo en las esquinas? ¿No ve a las madres buscando comida en los basureros para alimentar a sus hijos? ¿No ve la miseria que hay en cada rincón de la isla? Parece que la guagua de la realidad nunca llega a su parada.
¿Criminalizando la pobreza?
La cosa se pone peor. La Ministra, además de negar la realidad, criminaliza a los que luchan por sobrevivir. Los acusa de violar leyes laborales y defraudar al fisco. ¡Qué abuso! ¿Es que acaso la pobreza es un delito? ¿O es que se le olvidó que muchos cubanos buscan comida en la basura por necesidad, no por gusto?
Un cuento chino de proporciones épicas
El chiste se cuenta solo, mi gente. Una Ministra que afirma que no hay mendigos en un país donde el 89% de las familias vive en la extrema pobreza. ¡Esto es más inflado que un globo! Es como si el tipo que vende los mangos de la esquina te dijera que sus frutas son diamantes.
Mientras la gente se faja para sobrevivir, algunos viven en una burbuja de mentiras. ¡Que alguien le eche un poco de agua fría a la Ministra! Y que nos digan cuándo llega la guagua de la realidad.