Dime, hermano, échate este cuento que te va a dejar con la boca abierta. Resulta que en el Aeropuerto José Martí, ese mismo donde uno hace cola pa’ salir del país, ¡agarraron un cargamento de metanfetamina! ¡Metanfetamina, asere! No era guarapo, ni ron añejo, ¡era pura candela!
La Vela que Ardió…
Según el vicejefe primero de la Aduana, un tipo que parece que le gusta echarle sal a la cola de los contrabandistas, el asunto fue así: unos tipos trataron de meter la droga escondida en velas aromáticas. ¡Qué imaginación, eh! Como si la metanfetamina fuera un regalito de cumpleaños pa’ la abuelita. Pero los del Rayos X, esos que tienen la vista más fina que un gato, lo detectaron al toque. Como dicen por ahí: “el que busca, encuentra.” Y estos encontraron más que un alfiler en un pajar.
Más Allá de las Velas: Una Realidad Amarga
Esta talla de la metanfetamina en el aeropuerto no es solo una noticia más, mi gente. Es un síntoma de algo más grande que está pasando en Cuba. El gobierno pregona “tolerancia cero” a las drogas, pero en la calle la cosa es diferente. Uno ve muchachos fumando yerba, tomando pastillas… ¡El problema está más extendido de lo que quieren que pensemos!
El Observatorio y la Olla: ¿Hará Falta Más Que una Cuchara?
Ya hicieron un Observatorio Nacional Antidrogas, pero eso, asere, es como ponerle un curita a una herida abierta. Necesitan algo más que estadísticas y estudios, necesitan meterle mano al problema de raíz. ¿Y cómo se hace eso? Ahí está el millón de dólares, ¡o mejor dicho, de pesos cubanos!
El Mensaje a los Viajeros: ¡Cuida Lo Que Cargas!
La Aduana está advirtiendo a los viajeros que no lleven bultos que no conozcan, porque pueden ser usados por los narcos para pasar la droga. Eso es cierto, ¡pero la gente hace lo que puede! Mucha gente es inocente en esto, se prestan a llevar cosas sin saber qué es, solo para ganar un par de pesos.
El Cuento Completo: Un Picadillo de Realidades
Al final del día, el asunto de la metanfetamina en el aeropuerto es un espejo de la realidad cubana: un intento de mostrar fuerza y control, pero con un problema que se escapa de las manos. Es un cuento peludo, un picadillo con sazón fuerte, y la verdad es que da miedo pensar hasta dónde puede llegar esto. ¡Que Dios nos agarre confesados!