¡Lugerio, el tipo que le metió candela al fuego!
Dime, hermano, échate este cuento que está más bueno que un café cubano recién hecho. Sucede que en Guantánamo, tierra de gente brava y con los cojones bien puestos, ocurrió un salseo que te dejará con la boca abierta.
La candela en Beneficencia
El 28 de marzo del 2025, en la calle Beneficencia, entre 3 y 4 Norte, una casa se prendió como un fosforito. Una jovencita logró escapar por la parte de atrás, pero el padre, un hombre llamado Lugerio Soto Lescaille, ni se enteró. El tipo, sin pensarlo dos veces, se metió en la candela para rescatarla. ¡Tremendo gallo!
Los bomberos, unos fieras
El humo lo tumbó como un guaguama, y quedó ahí, en medio del fuego, casi frito. Los vecinos, con la lengua afuera del susto, esperaban lo peor. Pero justo cuando la cosa estaba que ardía, llegaron los bomberos, unos verdaderos leones, que sin chistar, entraron a la casa en llamas y sacaron a Lugerio como quien saca un mango de un árbol. ¡Asere, esto sí que fue una hazaña!
Lugerio, un héroe de barrio
Lugerio, que trabaja de mantenimiento en la Escuela Provincial de Música, está recuperándose de las quemaduras. Sus hijas, las niñas de sus ojos, están agradecidísimas con los bomberos que le salvaron la vida a su papá. Los vecinos, como buenos chismosos, cuentan el cuento a todo el que se les acerca. Y es que la guapería de Lugerio y la valentía de esos bomberos es un ejemplo para todos.
Más allá de Guantánamo: la valentía
Pero esto no es solo un cuento de Guantánamo, mi gente. En otras partes de Cuba, y hasta en Miami, hemos visto gente echarle los cojones a la vida. Recuerdan al camionero en Miami que, en vez de salir corriendo, manejó su camión ardiendo lejos de la gasolinera? ¡Un héroe! O ese joven en Holguín que se tiró a las llamas por una anciana? Eso, asere, es lo que llamamos guapería: esa chispa de valentía que llevamos dentro, la que nos mueve a ayudarnos los unos a los otros, aunque la cosa se ponga fea.
Preguntas que te dejarán con el ojo cuadrado:
¿Cómo empezó el incendio? ¿Una moto eléctrica, dice? ¡Ay, Dios mío! ¿Quiénes fueron los héroes bomberos? ¿Y cómo está Lugerio ahora? Bueno, mi gente, Lugerio está mejorando, gracias a Dios y a esos valientes bomberos. Y aunque la cosa estuvo peluda, al final todo quedó en un susto.