¡Lluvias y La Habana Ahogada!
Dime, hermano, échate este cuento: ¡La Habana otra vez bajo el agua! Parecía que el mar decidió tomarse un cafecito en el Vedado y se pasó un poco de la raya. Lluvia, ¡qué talla!, una tromba que cayó del cielo y convirtió las calles en ríos. Los carros, parecía que estaban en una competencia de natación, ¡todos a flote! Hasta las guaguas se apuntaron al festival acuático.
El Malecón: Más Playa que Calle
El Malecón se parecía más a una playa que a la famosa promenade habanera. Las olas, bravas como un león, se robaban la calle, mojando hasta al mismísimo Obispo. ¡Tremendo susto pa’ los que andaban por ahí!
Zonas Bajas: ¡Un Mar de Problemas!
Pero lo peor, asere, fue en las zonas bajas. Habana Vieja, Centro Habana… ¡un mar de problemas! El agua subía que daba miedo, metiendo hasta en las casas. Gente con el agua hasta el cuello, sacando sus pertenencias a todo correr, como si el diluvio universal había llegado.
El Sistema de Drenaje: Un Misterio Cubano
Y esto no es nuevo, mi gente. Cada vez que llueve un poquito más de lo normal, es la misma cantaleta. El sistema de drenaje se queda más tapado que un barril de ron añejo.
Más Allá de la Capital
Esta candela no fue solo en La Habana. Artemisa, Mayabeque, Pinar del Río… todas esas provincias se fajaron con la lluvia. El Instituto de Meteorología avisó, pero nadie le prestó atención. ¡Así somos los cubanos, esperando a que el coco nos caiga en la cabeza!
¿Y la salud? Con tanta agua estancada, mosquitos y ratas hacen fiesta. ¡Y eso es candela pa’ las enfermedades!
En fin, mi hermano, esto es Cuba en su máxima expresión. Un país con gente alegre y luchadora, pero con una infraestructura que a veces parece sacada de una película de terror.