Llegó el arroz, nague, corre!
Oye, nagüe, que te cuento eto: llegó el arroz al Chago o Santiago de Cuba, como otros lo conocen, el del mes de diciembre. Un barco con 4.000 toneladas de la “gracia de Dios” desembarcó en el puerto santiagero, pa’ completar la canasta básica. Dos libras por persona, dicen. ¡Dos libras!… como si fuera un regalo de Reyes.
Llegó tarde, llegó mal
Pero la cosa no fue tan sencilla, mi hermano. Llegó el arroz, sí, pero con un atraso que te cagas. Diciembre se fue y en enero ¡aún estamos esperando! Y como si fuera poco, ¡el arroz llegó virgen! Sucio con conjones, lleno de gorgojos, ¡A trillar arroz carajo!
El gobierno echa cuentos chinos
La CMKC, esa emisora oficialista santiaguera, salió a la palestra a decir que todo está bien, como siempre. que se está haciendo un gran esfuerzo. ¡Cuéntame otro cuento chino! Claro que hacen un “esfuerzo”, pero mientras tanto, el pueblo se las ve negras pa’ conseguir algo decente que echarse a la boca. ¿Y cómo es que la canasta básica, que ya es un suspiro, se entrega con este retraso?
La canasta básica, un suspiro
Te cuento lo que llegó a las bodegas en diciembre, cuando por fin llegó, un mes después: dos libras de arroz (y de mala calidad, ojo), dos de azúcar, chícharos, un paquete de café, aceite, sal, y leche en polvo para los chiquitos… ¡Un verdadero lujo! Y aún así, hasta ese “lujo” llegó tarde.
Un convenio “maravilloso”
El gobierno anunció un convenio con Vietnam pa’ la producción de arroz, ¡como si eso resolviera la situación! Dicen que se van a cultivar miles de hectáreas, pero mientras eso se hace realidad, la gente se sigue comiendo el arroz con gorgojos y pagando el doble en el mercado negro. Mientras, a los de arriba, ¡que se les caiga la cara de verguenza!.
La cruda realidad
Al final del día, esta situación es solo la punta del iceberg, mi hermano. La crisis económica está apretando, y la distribución de alimentos es un verdadero desastre. El gobierno inflando lo que se les viene en mente para convencer al pueblo de que todo está bien. Mientras, la gente hace cola en la bodega, y los precios en el mercado negro te dejan sin aliento. Este cuento es una verdad de a puño, y revela la dura realidad de muchas cubanas y cubanos.
Conclusión:
En fin, asere, el arroz llegó, pero la situación sigue jodida. Esta talla demuestra, una vez más, que las cosas en Cuba no están nada bien. Y mientras tanto, la gente se las arregla como puede, ¡que la vida sigue!