#La prensa oficialista y el caos económico: ¡Un cuento sin final!
Dime, hermano, échate este cuento: el diario Girón, de Matanzas, publicó un artículo, “Precios que suben y salarios estáticos”, que te pone la lengua afuera. Habla de cómo el café, ¡asere!, se fue de 50 a 100 pesos en dos patadas, y una pizza “económica” ahora cuesta un riñón. ¡Tremenda muela! Describe la pela que estamos pasando, pero… ¿adivina qué? ¡Ni mención al que está detrás de todo este desbarajuste!
El culpable calla, la prensa chilla
El artículo es una papa frita: cuenta los efectos de la inflación, pero se lava las manos con las causas. Dice que los precios suben, que la gente está en la cuerda floja, pero no se atreve a decir que el que orquesta este culebrón es el mismísimo gobierno. Es como si un doctor te dijera que estás enfermo, pero no te dijera qué te pasa. ¡Ni pinga de ayuda!
¿Quién para el alza de precios, pregunta el periodista? ¡Coño, hermano! ¡La respuesta está más clara que el agua! El gobierno, asere, el que controla todo, el que imprime billetes como si fueran confites, el que no deja que la libre empresa se desarrolle… ¡Ese es el que tiene la llave de la situación!
La Tarea Ordenamiento: un cuento chino de proporciones épicas
Esa “Tarea Ordenamiento”, que se vendieron como la panacea, terminó de joderlo todo. ¡Tremendo comemierda! Prometieron organizar la economía, y lo que hicieron fue disparar los precios como cohetes. Y ni hablar de la dualidad monetaria: el dólar manda, y el peso cubano se desvaloriza más rápido que el chisme en un barrio.
La prensa: ¡Entre la espada y la pared!
El artículo de Girón, aunque intenta criticar (un poco), se queda corto. Es como una guagua que se queda sin gasolina a mitad de camino. Denuncia el problema, pero le tiene miedo al que lo provoca. ¡Qué abuso!
La pela: ¡Un drama en tres actos!
Pero, más allá del chiste, hay un drama serio: familias que no tienen para comer, niños que no tienen leche, ancianos que no pueden comprar sus medicines… El artículo nombra algunos ejemplos, pero no ahonda en el costo humano de esta crisis. ¡Es una película de terror!
La verdad, un camino sin retorno
Mientras no se diga claro quién es el responsable de esta historia, todo es un cuento chino. Y mientras la prensa oficialista se quede en el lamento, sin atreverse a nombrar al elefante en la habitación, la gente seguirá sufriendo. ¡Eso es lo que hay, mi gente!