I. El Yugo de la Injusticia
Hermanos, he aquí un suceso que hiere el alma y mancha la lumbre de nuestra América. Un joven cubano, llegado a estas tierras en su infancia, un muchacho que soñaba con servir a esta nación como bombero, ha sido apresado por el yugo de ICE. Un joven sin mancha, sin historial criminal, con un futuro prometedor, ¡arrebatado por la fría mano de la injusticia! Su delito? El anhelo de una vida mejor, un anhelo que lo ha mantenido integrado a la sociedad, a pesar de los escollos.
II. La Fragua de la Esperanza Rota
¿Qué sería de nuestra patria, de aquella república con todos y para el bien de todos, si sus sueños más puros son sepultados bajo el peso de leyes frías y corazones sin compasión? Este joven, que en su juventud se entrega a la fragua del estudio, al trabajo voluntario, al servicio, es ahora una víctima más del sistema. Su familia, que ha luchado por la legalidad, ve su esperanza hecha pedazos. ¿Dónde está la promesa de libertad, la promesa de una nueva aurora en este nuevo mundo?
III. El Mar de Lágrimas y el Verbo Necesario
Este caso, no es una anécdota aislada. Es un grito en la noche oscura, un eco del dolor de tantos otros que buscan abrigo bajo el sol de la libertad, solo para encontrarse con la fría oscuridad del presidio. El mar, que tantas veces ha sido testigo de la partida hacia un nuevo destino, se convierte hoy en un mar de lágrimas.
Debemos levantar nuestra voz, hermanos, con el verbo encendido de la verdad y la justicia. No podemos permitir que la mezquindad apague la lumbre de la esperanza. La lucha continúa, pues la dignidad del hombre, la defensa de los jóvenes, es nuestra batalla más sagrada. El machete de la justicia debe ser afilado para cortar las cadenas de la opresión.