¡La jueza le paró el carro a la migra!
Dime, hermano, échate este cuento: ¡Tremendo susto se llevaron miles de migrantes, sobre todo de la isla, cuando la migra empezó a suspender los programas de parole humanitario! Parecía que la cosa se ponía fea, ¿verdad? Pero, apareció una jueza en Massachusetts que les echó un salvavidas a muchos. ¡Una jueza que le paró el carro a la migra!
¡Respiro para los que estaban con la lengua afuera!
La jueza Indira Talwani le dio un revés a las nuevas reglas de agencias como el USCIS, la CBP y el ICE. Estas agencias, ¡qué candela!, habían frenado en seco las solicitudes de parole humanitario para cubanos, venezolanos, haitianos, nicaragüenses, ucranianos y afganos. Imagínate, mi hermano, la gente con los papeles en la mano, esperando, y de repente… ¡zas! Se les cae el mundo encima.
Pero la jueza dijo: “¡Alto ahí, muchachos!”. Consideró que las agencias se habían pasado de la raya, que habían violado la ley al hacer eso sin más ni más. Así que, ¡pum!, le metió un freno de mano a la cosa.
¡Los programas de parole siguen (por ahora)!
Esta decisión, ¡que es una bendición!, afecta varios programas, entre ellos el “Uniting for Ukraine”, el “Operation Allies Welcome” y el Parole Militar. Es decir, que mucha gente que había entrado legalmente al país con estos programas puede seguir adelante con sus trámites. ¡Qué talla, socio! Se salvó mucha gente.
¡La jueza, una santa!
La demanda colectiva, mi hermano, la pusieron los propios afectados. Decían que las nuevas medidas de la migra los dejaban en una situación de incertidumbre y vulnerabilidad, con el riesgo de ser deportados y perder sus posibilidades. La jueza, como una verdadera heroína, les hizo caso.
Así que, aunque todavía la cosa está en veremos, este fallo judicial le dio un respiro a miles de migrantes que estaban a punto de perderlo todo. ¡Por lo menos por ahora, la cosa se calmó un poquito! ¡Tremendo susto, eh! Ahora a esperar a ver qué pasa después, pero al menos pueden respirar tranquilos, por el momento.
¿Y qué dicen los cubanos?
En fin, asere, que este cuento está más movido que una guagua en hora pico. ¡Tremendo chisme! Ahora mismo, por ahí anda la gente especulando y opinando, pero la verdad es que muchísimos cubanos están dando gracias a la jueza, esa mujer que le puso el cascabel al gato. ¡Qué viva la jueza! ¡Salud!