Hillary le tiró un Nobel a Trump… ¡con condiciones!
Dime, hermano, échate este cuento que está más loco que una cabra en un campo de girasoles. Resulta que la Hillary Clinton, la misma que le dio candela a Trump en las elecciones del 2016, le tiró un tremendo guayabazo: ¡lo va a nominar al Nobel de la Paz! Pero… ¡agárrate! Hay una condición, una “pequeña” cosita: que el Trumpito resuelva el pleito en Ucrania sin que los ucranianos pierdan un solo centímetro de su tierra. ¡Qué abuso!
El reto de la Hillary
Esto salió en un podcast, uno de esos que te ponen a pensar “… y yo aquí batallando con la cola de la bodega”. La Hillary, con su tono de “ya tú sabes”, dijo que si Trump lograba un acuerdo de paz en Ucrania, un acuerdo donde los rusos no les quiten nada a los ucranianos, ella misma lo nominaría para el Nobel. ¡Qué candela! Como diciendo: “¿Tú eres capaz, mi rey?”. Porque la cosa está más tiesa que un palo de escoba, y hasta ahora, ni el más brujo ha podido predecir cómo va a terminar este cuento.
La respuesta del Trump
Al Trumpito le preguntaron por esto, y la respuesta fue… digamos que “sui generis”: “Eso es muy agradable”, dijo el tipo. “Puede que tenga que empezar a caerme bien otra vez.” ¡Qué relajo! Como si la cosa fuera una competencia de popularidad, y no una guerra que tiene al mundo con el alma en un hilo.
La Cumbre en Alaska: ¡Un fracaso anunciado?
Justo cuando la Hillary soltó su “bomba”, el Trump se fue a una reunión con el Putin en Alaska. Mucha gente pensó que por fin se iba a arreglar el problema, pero al final del día, solo quedó un “No hay acuerdo hasta que haya acuerdo.” Ni pinga. Como cuando te prometen una guagua y al final tienes que irte caminando a pie hasta el Vedado.
Conclusión: ¡Pura guapería política!
Al final del día, esto es pura guapería política, mi gente. Un ajedrez de alto nivel, donde las piezas son países y las jugadas, negociaciones de paz. Veremos qué pasa, asere, pero mientras tanto, aquí seguimos echando el cuento con el café en la mano, esperando que esta película cubana termine bien. Mientras tanto, a seguir fajándose con lo que toque. ¡Que bolá!