¡Hasta los paneles solares se roban en Cuba!
Mi gente, Resulta que en Cuba, donde la luz es más escasa que la guagua en hora pico, hasta los paneles solares se están desapareciendo como por arte de magia. ¡Pa’ qué te cuento! Según leí en Granma (sí, sí, en el periódico del Partido), están robando los paneles de las bombas de agua en los campos. Imagínate, mi gente, la candela: millones de dólares invertidos con ayuda internacional, ¡y se van al garete!
El “Hombre Nuevo” se quedó pelao…
¿Y qué dicen los del gobierno? Pues que los culpables son los “inescrupulosos” y las comunidades por no cuidar “los bienes del pueblo”. ¡Qué descaro! Como si la gente tuviera tiempo pa’ andar de guardaespaldas de un panel solar cuando no tiene ni pa’ comer. Eso sí es una tremenda falta de respeto, un verdadero guataquear de la realidad. En un país donde la gente se faja a diario para sobrevivir, ¿acaso es tan extraño que metan mano donde pueden?
Más que un robo, una puñalada al alma…
Mira, asere, esto no es sólo un robo, es una muestra brutal de cómo el cuento del “hombre nuevo” se ha ido desmoronando como un edificio de cartón. Fidel decía que la Revolución crearía una sociedad sin robos, con gente solidaria y consciente. Pero lo que vemos es un pueblo desesperado, con la barriga vacía, y algunos recurriendo al delito como única salida. Eso no es ni un poquito revolucionario, ¡eso es puro capitalismo salvaje!
¿Soluciones? ¡Ya mismo me invento una!
El artículo de Granma habla de soluciones “ad hoc”: poner guardias, que la comunidad se organice… ¿Y de dónde van a sacar el dinero para pagar a un guardia? ¿Y si la comunidad está dividida, en guerra por las miserias? Eso es como apagar un incendio con una gota de agua bendita. La solución verdadera, hermano, pasa por reconocer el problema de raíz: la desigualdad, la pobreza y la falta de oportunidades que empujan a la gente a actuar de esta manera.
El final del cuento… por ahora.
Este asunto de los paneles solares robados, mi gente, es el reflejo de un sistema que se ha quedado sin pilas. Un sistema que necesita un cambio radical, de arriba abajo. Mientras no se arregle lo fundamental, ¡seguiremos viendo robos, desilusiones y un montón de gente con la lengua afuera! ¿Qué opinan ustedes, aseres? ¡Déjenme sus comentarios!