I. El Verbo Envenenado
He aquí una noticia que no solo hiere, sino que envenena el alma de nuestra patria. Alex Otaola, con el verbo encendido, ha clamado desde la distancia, denunciando la siniestra sombra de “el químico” que se extiende sobre la juventud cubana. No se trata de un simple flagelo de las adicciones, sino de un arma, un yugo sutil forjado en las mismas entrañas del poder. Se dice que esta sustancia, producida en laboratorios controlados por el régimen, busca adormecer las conciencias, paralizar el ímpetu revolucionario que aún late en el corazón de nuestros jóvenes.
II. La Fragua del Silencio
Otaola apunta a un plan siniestro: un mecanismo de control social elaborado en las frías y calculadoras mentes que dirigen la isla. ¿Acaso buscan silenciar las voces que reclaman libertad, ahogar las ansias de un futuro mejor? La imagen es escalofriante: jóvenes, hijos de nuestra tierra, convertidos en sombras errantes, víctimas de un envenenamiento que les roba la razón, la dignidad, el futuro. Es un ataque cobarde, dirigido a la generación que ha de levantar la patria.
III. El Dólar del Yugo
La denuncia se extiende más allá de la simple existencia de la droga. Cada dólar que llega a Cuba, cada remesa, cada recarga, alimenta esta monstruosa maquinaria de opresión. ¿Cómo podemos, desde la diáspora, seguir contribuyendo a un sistema que utiliza esos mismos recursos para fabricar la opresión, para envenenar a nuestra juventud? Es una interrogante que nos debe obligar a la reflexión profunda. El verbo debe transformarse en acción. Debemos actuar con inteligencia para frenar el flujo de recursos que fortalecen el yugo.
IV. Un Grito desde la Distancia
Las imágenes que circulan, mostrando la devastación física y moral causada por “el químico”, son un grito silencioso que clama al cielo. El régimen, lejos de alimentar la esperanza y el desarrollo de nuestra gente, busca someterla con el hambre, los apagones, y ahora, con esta nueva forma de opresión: el envenenamiento de las mentes y los cuerpos de nuestros jóvenes. Pero la verdad, aun en la oscuridad, siempre halla un camino para iluminar la conciencia de los hombres. No podemos permanecer en silencio ante tal barbarie.
V. El Mañana en la Fragua
La lucha continúa, aunque ahora enfrente un nuevo y terrible enemigo. Pero no nos dejaremos amilanar. La patria, como una palma resilente que resiste el embate del huracán, seguirá en pie, impulsada por la fuerza de quienes luchan por la libertad, por un futuro donde la juventud cubana pueda florecer sin la sombra venenosa de “el químico” sobre sus sueños. La fragua del futuro se forja en la resistencia. Y nosotros, aunque a la distancia, seguiremos alimentando la lumbre de la esperanza.