El Palimpsesto Solar: Un Robo en Niquero
I. La Ausencia de la Luz
En una esquina del tiempo, donde el sol cubano se refleja con la misma intensidad en la opulencia y la miseria, se perpetró un robo. No un simple hurto de bienes materiales, sino la sustracción de la luz misma. En Niquero, Granma, más de cincuenta vigas metálicas y varios paneles solares desaparecieron del Parque Fotovoltaico “Juan Pérez II”. Un hecho que, en su aparente insignificancia, revela la fractura profunda de una isla, un palimpsesto de frustraciones y ruinas.
II. El Eco de las Repeticiones
El eco de este suceso resuena en otros robos similares. En Colón, Matanzas, en un laberinto de burocracia y desidia, un custodio se convirtió en cómplice de la sombra. En Jovellanos, tornillos específicos, piezas únicas del rompecabezas solar, aparecieron en el mercado negro, como extraños fragmentos de un universo paralelo. Estos eventos no son hechos aislados, sino notas repetidas en una partitura de decadencia, una sinfonía de la desesperación.
III. El Espejo de la Ineficiencia
El robo en Niquero no es un problema meramente policial, sino un reflejo especular de la ineficiencia crónica, de la falta de vigilancia y control. Semejante negligencia no es una excepción, sino la norma, un laberinto de corrupción y apatía donde la luz de la eficiencia se desvanece entre sombras conspirativas. Los paneles solares, destinados a iluminar la Isla, son ahora el símbolo de su oscurecimiento.
IV. La Historia como Laberinto
¿Es este un nuevo capítulo de la interminable historia cubana? ¿O una repetición infinita de un relato ya escrito en las páginas gastadas de la memoria colectiva? Cada robo es una nueva vuelta en el laberinto, cada pieza faltante un escalón más en el descenso hacia la oscuridad. La búsqueda de culpables es apenas un gesto vano, la verdad reside en las causas estructurales que permiten que estos robos se repitan una y otra vez.
V. La Sombra de la Crisis
La crisis energética que azota a Cuba, con sus prolongados apagones, crea un escenario propicio para la desesperación y la delincuencia. La escasez se convierte en la madre de la violencia, y la falta de oportunidades allana el camino para la transgresión. El robo no es solo un acto criminal, sino una manifestación visceral de la frustración colectiva. La luz robada es un símbolo de la luz negada al pueblo.
VI. La Paradoja del Progreso
Irónicamente, estos robos ocurren mientras el régimen cubano intenta diversificar su matriz energética con proyectos como estos parques solares. Es una paradoja cruel, un espejismo de progreso destruido por la ineficiencia y la corrupción. La luz del futuro se ve amenazada por las sombras del presente.
VII. El Silencio y la Memoria
El silencio oficial ante estos robos es tan elocuente como los hechos mismos. Es una omisión calculada, una negación de la realidad que se refleja en el vacío informativo. La memoria de estos robos, sin embargo, persistirá como un eco en el laberinto del tiempo, un testimonio silencioso de la complejidad del presente cubano.
VIII. La Eternidad del Laberinto
¿Llegará algún día la luz a iluminar completamente el laberinto? La respuesta es tan enigmática como la misma pregunta. Mientras la raíz del problema -la ineficiencia, la corrupción y la falta de oportunidades- permanezca, la repetición cíclica de estas tragedias es inevitable. El palimpsesto solar continúa siendo escrito, y su futuro permanece incierto en la penumbra del enigma.