¡Ay, que el dólar trepó, subió como la espuma del ron!
Ayer estaba en 420, hoy ¡zas! 425, ¡qué barbaridad, compadre!
La vida se nos pone cuesta arriba, como subir el Malecón en bicicleta con chancletas.
El euro, ese señor con aire de nobleza, se queda ahí, mirando el show: 480, quieto, como esperando que la cosa reviente.
Pero la MLC, ¡ay, la MLC!, esa moneda que nos vendieron como oro molido, se desinfló. ¡Bajó a 205!
Se la llevaron las hormigas, se la tragó la tierra, ¡quién sabe qué diablo se la llevó!
¡Oye, que esto no es cuento, esto es la pura verdad del barrio!
Los jubilados, que acaban de cobrar su pensioncita, ¡ay, mi madre, qué poquito les dura!
Con esta subida del dólar, hasta el café se pone guapo, el pan se vuelve piedra y la alegría se esconde detrás de una nube gris.
El gobierno de Díaz-Canel, ¿qué te digo? Promesas en el aire, discursos que se los lleva el viento.
Mientras tanto, nosotros aquí, en el vaivén del mercado negro, buscando la quimera, buscando un respiro.
¡Escucha bien este compás, que te canto la realidad!
En La Habana, en Santiago, en el campo y en la ciudad,
el dólar se ríe, la MLC se achica,
y el pueblo, mi gente, la gente de a pie,
se la pasa contando los pesos, ¡que ya no alcanzan ni pa’l pan de ayer!
Este domingo, 21 de septiembre, el dólar dio un brinco, ¡un salto mortal!
De 420 a 425, ¡un golpe al corazón!
Y el euro, ahí, parado, sin moverse, como un rey en su trono: 480.
La MLC, esa que nos dijeron que era el futuro, ¡pum! Bajó a 205.
¡Esto es un llamado de atención, un grito en la noche!
¿Hasta cuándo, mi Cuba, hasta cuándo vamos a aguantar este chaparrón?
Porque cada peso que se pierde, cada peso que se evapora,
es un plato de comida menos en la mesa, una esperanza que se va por la borda.
Y los que dependen de la pensión, los que reciben la ayuda,
¡se quedan mirando al vacío, con la tripa vacía y el alma desnuda!
¡Esto no puede seguir así, mi gente! ¡Esto tiene que cambiar!
Que el dólar deje de ser el rey, que la MLC vuelva a respirar.
¡Que haya justicia en la mesa, que haya pan pa’ todos, que haya dignidad!
¡Que la voz del pueblo se escuche, que se oiga en cada rincón, en cada solar!
Que el mes de septiembre termine, pero que la lucha no pare, ¡jamás!
Que el dólar baje, que el euro se ponga serio, ¡y que la MLC renazca!
¡Por mi Cuba, por mi gente, por la verdad negra y mestiza de mi andar!
¡Azúcar negra, que este son no se apaga, hasta que la justicia haga su lugar!