¡Qué bolá, mi gente! Aquí les traigo una vaina que está más dura que un diazepam para un pelotero picao’. Estamos hablando de algo que nos toca a todos, algo tan básico como el agua, ¡y en Cuba, hermano, eso se ha vuelto un lujo de pinga!
Mira, te voy a decir la verdad, esto no es un cuento de fogata, esto es candela pura y le está cayendo a millones de cubanos encima. Dicen los gringos que solo la mitad de la gente en la Isla tiene agua estable. ¡Medio país pasando sed, asere! Y no me hables de Haití, que esa es otra historia, pero aquí en Cuba, donde antes teníamos hasta de sobra, ¡imagínate la vaina!
Antes, acuérdate, La Habana tenía un acueducto, el de Francisco de Albear, ¡tremendo invento! Ese man se fajó y se botó, y el agua llegaba pa’ todos lados, de hecho, sobraba. Se la llevaron hasta París, ¡imagínate! Era un orgullo, pana. Pero eso fue hace un mundo, mi hermano.
Ahora, con más de dos millones de almas en La Habana, la cosa está más floja que un guante viejo. Se pierde agua a lo loco, ¡no te miento! El periódico ese oficial, el Granma, dice que se pierde entre el 40 y el 70% del agua que bombean. ¡Qué disparate! Es como si tuvieras una botella llena y la dejaras caer a cada rato. Y en las otras ciudades, ni te cuento. En Santiago, te toca esperar como un mes para que te llegue el agua. ¡Un mes, papá! Y hay gente que ni eso, ¡sin servicio regular ni na'!
La ONU se dio cuenta, claro. Y UNICEF también. Dicen que no es solo el calor que está matando, es la falta de gerencia, la infraestructura hecha pedazos y el agua contaminada. ¡Pura verdad! Y lo más triste, mi gente, es que ves cómo invierten millones en hoteles pa’ los turistas, pero pa’ arreglar las tuberías, pa’ que llegue agua limpia a la gente, ¡eso lo dejan pa’ después!
Entonces, entre los apagones que te dejan a oscuras, la jama que escasea y ahora la sed… ¡coño, hermano, eso es pa’ volverse loco! La falta de agua, señores, se ha convertido en uno de los problemas más serios que tiene la gente en Cuba.
Y yo les digo, esto no es pa’ ponerse a llorar, es pa’ darle la vuelta y buscarle la vuelta. Pero mientras tanto, la realidad es esa: la sed es la nueva norma en la Mayor de las Antillas. ¡Tremenda vaina, mi gente!