¡Chofer cubano atacado en plena Habana!
Dime, hermano, échate este cuento que te va a dejar con la boca abierta. Sucedió en la Habana, en pleno Parque de La Fraternidad, un sitio donde uno espera ver colas para guaguas, gente caminando y quizás algún vendedor de granizado. Pero ¡Ño! Esta vez fue diferente…
¡Candela en la ruta P13!
Resulta que Santiago Fons Cuevas, el chofer de la guagua 339 de la ruta P13, estaba haciendo su ruta como si nada, llevando a la gente a sus casas, cuando de repente… ¡zas! Dos pasajeros le cayeron a palos. Una tremenda pela le dieron al pobre hombre, que terminó con una herida en la cabeza. ¡Qué abuso, asere!
¡La PNR llegó a tiempo (casi)!
La cosa se puso fea, de verdad que fea. Pero la policía llegó al lugar y agarraron a uno de los tipos, pero el otro… ese se fue súper rápido del lugar. ¡Anda por ahí suelto el tipo! El caso está en la unidad de Dragones y Zulueta. A ver qué pasa.
La violencia en Cuba
Este no es el primer caso de violencia, hermano. Últimamente, en Cuba, parece que la candela está prendida por todas partes. Robos, peleas, hasta… ¡asesinatos! La gente anda con los nervios de punta, con la lengua afuera, esperando que la guagua llegue (si es que llega).
La EPTH (Empresa Provincial de Transporte de La Habana) está que trina. Dicen que estos sucesos afectan el servicio y que ya están cansados. En realidad asere a uno le da miedo hasta subirse a una guagua.
¿Qué está pasando en Cuba?
Claro, mi hermano, la situación económica no está fácil. La escasez de comida, medicinas y hasta de guaguas hace que la gente esté tensa. Y cuando la gente está tensa… ¡puede pasar cualquier cosa!
Es una pena, porque la gente trabajadora, la gente buena, la que se faja todos los días por sacar adelante a la familia, es la que sufre las consecuencias de estos males. Mientras tanto, los malos andan sueltos como si nada. ¡A ver cuándo la justicia llega para todos por igual!
Reflexión final
Este es un cuento que nos debe hacer pensar, asere. La violencia no es la solución. Necesitamos más seguridad, más oportunidades, y sobre todo… ¡más justicia! Que Dios nos agarre confesados.