¡China en Cuba! ¡La cosa está prendía!
Dime, hermano, échate este cuento: resulta que unas foticos de satélite, ¡de esas que se ven hasta las cucarachas!, han puesto a sudar frío a más de uno. ¿El motivo? Parece que China se ha puesto a “arreglar la casa” en Cuba, y no precisamente con una manita de pintura. Estamos hablando de instalaciones militares, asere, ¡de esas que no son pa’ jugar dominó!
La foto que vale más que mil palabras (y unos cuantos misiles)
Según algunos “expertos” allá en los Estados Unidos, las imágenes muestran una expansión de estas instalaciones, como si estuvieran armando un mega-centro de espionaje. Dicen que desde Cuba pueden cachar hasta lo que piensa el vecino del frente, y mucho más, ¡hasta las conversaciones secretas de la Casa Blanca! Ni la vecina chismosa de mi cuadra tiene esa capacidad.
La respuesta cubana: ¡Ni de broma!
Claro, Cuba dice que eso es un cuento chino (en el sentido de mentira, no de restaurante). El Ministerio de Relaciones Exteriores lo ha negado todo, llamándolo “campaña de desinformación”. Pero, ¿quién le cree a un político con la boca llena de promesas?
El juego de las miradas (y los satélites)
Entre los yumas y los chinos, la tensión está más alta que la guagua en hora pico. Los congresistas norteamericanos están que truenan, especialmente los de Florida. ¡Imagínate tener al gigante asiático husmeando justo a tu lado!
Por otro lado, ya han dicho que las instalaciones parecen ser centros de monitoreo electrónico. Antenas, estaciones de escucha… la cosa huele a espías más que a guarapo. Y las visitas de delegaciones militares chinas a la isla no ayudan a calmar las aguas.
¿Qué va a pasar ahora?
Quién sabe, mi hermano. Lo único claro es que este asunto está más caliente que un techo en verano. Las tensiones entre Estados Unidos y Cuba están a flor de piel, y China, en medio de todo esto, parece una mosca en la sopa. ¿Será que esto se convierte en una película de acción de esas que te dejan con la boca abierta? ¡Sólo el tiempo lo dirá! Mientras tanto, yo sigo aquí, con mi cafecito en mano, esperando a ver cómo termina esta tremenda película cubana.