¡Brother! ¡Las deportaciones andan al palo!
Dime, hermano, échate este cuento. Resulta que un escritor, Enrisco, el mismo que te pone los nervios de punta con sus escritos, soltó una bomba en Facebook: un vecino suyo, cubano, deportado después de cinco años en EEUU. ¡Cinco años, asere! Dejó a la mujer y dos chamaquitos atrás. ¡Tremendo palo!
Enrisco, que es un tipo de palabra fácil, dice que el hombre era “serio y trabajador”, hasta le puso el piso a su cocina, ¡y ahora está en la isla, lejos de los suyos!
El chisme se regó súper rápido
La historia corrió como reguero de pólvora. Las redes se encendieron, claro. Unos, con la lengua afuera del susto, contando casos similares, familias destrozadas, gente buena, trabajadora, deportada sin contemplaciones. Otros, con la misma candela pero en otra dirección, diciendo que “se las buscaron”, que las leyes son las leyes.
Mabel Cuesta, una profesora que parece que no se calla una, tiró este dardo: “Esto ya no es un juego. Ya no se trata de cómo personalmente nos cae el tipo. Es fascismo rampante.” ¡Tremendo tiro al blanco!
Wilfredo Cancio Isla, un periodista que sabe de qué habla, lo puso más claro aún: “Es sencillamente indignante que algunos de nuestros compatriotas…aplaudan la desgracia de su propia gente”.
¿Leyes o abuso? ¡El debate está más que encendido!
El cuento está más enredado que una madeja de hilo. Unos dicen que hay que cumplir la ley, que si entras ilegal, tienes que asumir las consecuencias. Otros, que esto es un abuso, que deportar a gente buena, sin mirar los casos individuales, no es justo.
Leonardo Calvo, que parece que no se andaba con chiquitas, soltó un “discurso” que puso a muchos a pensar: “Estamos aquí porque permitimos que nuestros países se convirtieran en una mierda…” ¡Palabra!
Los números del dolor: ¿Cuántos cubanos están en riesgo?
Desde que Trump volvió a la presidencia, dicen que han habido vuelos de deportación de cubanos, pero los números oficiales se quedan cortos. El MININT dijo una cosa, los medios otra. La cosa está tan oscura como una casa sin luz. Pero lo que sí está claro es que miles de cubanos están en peligro de deportación.
La realidad es un guiso de opiniones, de historias, de injusticias. Al final del día, esto es tremenda película cubana, con sus buenos, sus malos y sus tremendas muelas. ¿Y tú, qué piensas? ¡Dale, que el cuento sigue!