Bueno, vamos a ver cómo lo contamos… Esta historia huele a habanos y a whisky barato, a esas noches que se alargan más que un tango de Gardel. La noticia llegó como un susurro, un eco de ruptura entre La Dura y Jacob Forever, dos nombres que antes resonaban como un son cubano en las radios. Se fueron, dicen, como se va el humo de un cigarrillo maldito, dejando un vacío que sabe a ceniza.
Pero hay algo que no cuadra, algo que tiene más recovecos que la conciencia de un jugador de póker. La Dura sigue luciendo sus anillos, esos círculos brillantes que suelen simbolizar promesas de para siempre. “¿Y esos anillos de compromiso si estás separada?”, le preguntaron los buitres de las redes. Y ella, con la elegancia de una copa de buen ron, respondió: “No todos los anillos de compromiso tienen que ser con alguien más. Los míos simbolizan el compromiso más importante, el que tengo conmigo misma. Es un regalo de mí para mí.”
Esto tiene más bemoles que una fuga de Bach, ¿verdad? Una frase que cala más hondo que un poema de Neruda. La Dura, la mujer que ha enfrentado tormentas más fuertes que un huracán, nos da una lección de vida que sabe a café cubano y a libertad. Porque a veces, el amor más profundo es el que te das a ti mismo. El amor que te rescata de las ruinas de un desahucio emocional.
La situación es un callejón sin salida con olor a fritura y a desaliento, para muchos. Un escenario triste que evoca las letras de Leonard Cohen. Pero La Dura lo convierte en una canción de bolero, una balada donde el protagonista no se derrumba, sino que se reinventa, se abraza a sí mismo. Porque la cicatriz de una ruptura puede ser el principio de una nueva canción.
En un taxi de madrugada, mientras la lluvia lava las calles, uno piensa que la vida es un baile con giros inesperados. A veces se pierde el ritmo, a veces uno se tropieza, y hay noches en las que la cartera está más vacía que la promesa de un político. Pero el amanecer siempre llega, incluso si está teñido de melancolía y tequila. Y al final, siempre queda la música, los versos que alivian el alma, la fuerza de seguir adelante, solo, pero con la convicción de que el compromiso con uno mismo es el más verdadero.