¡Oye, mi hermano, esto suena a preocupación en el solar! La tierra donde el sol quema y la vida a veces aprieta, ahora tiene un cuento que contar. De esos que te ponen los pelos de punta, porque no es el ritmo del bongó lo que se siente, sino el latido del miedo y la astucia del vivo.
La Embajada de los Estados Unidos en La Habana, esa que está ahí mirando la bahía, ha tirado un grito de alerta. Un aviso de seguridad, como cuando suena la campana en el monte para avisar de lo que viene. Y lo que viene, hermano, es un sabor amargo a robo y chantaje. Los documentos de viaje, esa llave que abre puertas y que a veces vale más que el oro, están desapareciendo como arena entre los dedos. ¡Y no solo eso! Después te piden plata, y no un peso, ¡sino un buen montón, pa’ devolverte lo que es tuyo!
Dicen que han visto más robos de pasaportes y de esas Green Cards, que son como la sangre que corre por las venas de tantos cubanos que cruzan el charco. Y lo peor, que después de llevarse la joya, te llaman, te chantajean, te piden un dinero que duele en el alma, para que vuelvas a tener tu libertad en la mano.
¡Esto huele a trampa, mi gente!
La cosa está así, me cuentan los que saben, que la economía se pone fea, como el guayabo en sequía. Y cuando la barriga aprieta, salen a flote los vivos, los que no respetan ni santo ni seña. Roban carteras, carteras de cuero fino, el bolso de la señora que pasea por el Malecón, los cristales del coche, ¡hasta el alma a veces! Pero esto de los documentos, ¡ay, Dios mío!, eso es otra cosa.
He oído historias, ¡válgame San Lázaro!, de gente que anda con la cara en la mano, porque le pidieron 4,000 o 5,000 dólares por su tarjeta de residencia. ¡Imagínate tú! Como si te vendieran el aire que respiras. Vi una foto en una página de esas de vender y comprar, una Green Card, ¡así, clarita!, con un mensaje: “Quiero 4,000 cucs por esto, y te ajusto algo si vienes en persona”. ¡Qué descaro, compay! Y encima, el número para llamar, ya se sabe, ¡conecta con otra estafa!
La embajada nos dice, con la voz seria como el juramento de un compadre:
- ¡Ojo avizor! Que nadie te quite lo que es tuyo con engaños.
- Los documentos, bien guardados, como secretos de curandero. Ni los saques si no es menester.
- Hazle una foto a tu pasaporte, a tu Green Card, ¡a todo! Que la imagen viva en tu teléfono, como un ángel guardián.
- Y si te roban, ¡nada de recompensa! Que eso es darles más fuerza al malandrín. Mejor, directo a la embajada, a levantar el clamor.
- Si te sacan el pasaporte, pide uno nuevo, un salvoconducto pa’ volver a tu tierra.
Ellos, desde su altura, pueden orientarte, darte esa luz en la oscuridad. El número de la embajada es el 7839-4100, y si quieres hablar con ellos, escribe a [email protected]. ¡Que la Virgen de la Caridad te acompañe!