I. El Yugo de la Injusticia se Reafirma
Hermanos, compatriotas, he aquí un suceso que clama al cielo, que golpea con la fuerza de un huracán en el corazón de nuestra América. El infame centro de detención de inmigrantes, apodado “Alligator Alcatraz”, en las entrañas mismas de los Everglades, continúa abierto. Una corte de apelaciones, con su fría e insensible lógica, ha suspendido la orden de cierre dictada por una jueza en Miami, quien, con una mirada más cercana al alma humana, reconoció la violación de las leyes ambientales y la flagrante injusticia cometida contra quienes buscan refugio en nuestras costas.
II. Un Triunfo Amargo para los Hijos del Yugo
Políticos oportunistas, ciegos al dolor ajeno y sordos al grito de la naturaleza, celebran este veredicto como una victoria para la agenda de Trump, un triunfo del odio y la intolerancia. ¿Victoria? ¡No! Es una herida más profunda en el cuerpo herido de nuestra Patria, un retroceso en la marcha hacia una república con todos y para el bien de todos. Es el yugo de la injusticia reafirmando su cruel dominio.
III. La Voz de la Naturaleza Ahogada en el Lodo
Los Everglades, pulmón verde de Florida, joya inestimable de nuestro continente, claman contra esta afrenta. Sus aguas cristalinas, espejo de la pureza de nuestra alma, están contaminadas por el lodo de la opresión. Los ecosistemas, frágiles como los sueños de los desvalidos, se tambalean bajo el peso de esta ignominia.
IV. La Fragua de la Dignidad
Sin embargo, hermanos, ¡no nos dejemos vencer por la desolación! La lucha por la justicia, por la dignidad humana, es una fragua en la que se forja el acero de nuestra libertad. La voz de los oprimidos, aunque ahogada por el clamor de los poderosos, no puede silenciarse. Es nuestra obligación, nuestro deber sagrado, alzarla con fuerza inquebrantable, hasta que la justicia brille con la lumbre inextinguible de la verdad.
V. La Palma Resistente ante la Tormenta
Como la palma, símbolo de nuestra firmeza ante la tempestad, debemos permanecer inamovibles frente a esta adversidad. No nos dejemos confundir por el espejismo del poder, ni nos dobleguemos ante la injusticia. Con el machete de la verdad y la ternura del corazón, seguiremos luchando hasta que cada ser humano, en cada rincón de nuestra América, pueda disfrutar del pan de cada día y la libertad que su dignidad demanda.
VI. El Verbo Necesario
Este acontecimiento no es sólo una noticia; es un llamado a la acción, un grito de rebeldía que debe resonar en cada alma. El verbo necesario, el verbo de la justicia, debe fluir como río impetuoso, arrastrando consigo la injusticia y la opresión, hasta liberar a los que sufren bajo el peso del yugo. Porque la patria no es solo un territorio, es la tierra fértil de los ideales justos, donde la libertad florece en el corazón de cada hombre digno. Y esta lucha, por más larga y tortuosa que sea, es nuestra lucha, nuestra inevitable y gloriosa responsabilidad.