¡17 Días Sin Agua! ¡Así está la cosa en el Vedado!
Dime, hermano, échate este cuento. En el Vedado 20 familias – con niños, abuelos y hasta enfermos – llevan ¡17 días! sin una gota de agua potable.
Jarocha Vega, una vecina que sabe más de la vida que de programación en Radio Progreso (que por cierto, también tiene sus cuentos…), me contó la historia. Y asere, esto sí que está más bueno que un mojito en la playa.
La Sed y la Indiferencia: Un Combo Peligroso
“Sin agua, asere, es imposible subsistir más de cinco días,” me dijo Jarocha. Y no me lo dijo pa’ que me riera; es la pura realidad. No hay agua pa’ bañarse, pa’ cocinar, ni siquiera pa’ el mínimo decoro. La higiene es un lujo, la salud un milagro, y la dignidad, un recuerdo borroso.
¿Las razones? Ño, asere, ahí está el mejunje. La sequía, sí, pero también la falta de mantenimiento en los motores (problema de electricidad, claro), la escasez de piezas de repuesto (eso es un cuento chino, pero de los gordos), y los salideros por todas partes, como si la propia tierra estuviera llorando.
Pero lo peor, mi gente, es que uno paga por un servicio que ni existe. “¡No puedo entender que como cliente de Aguas de La Habana no reciba atención, protección ni una respuesta clara!” Me contó Jarocha, con la voz quebrada. ¡Eso sí es abuso!
La Burocracia: Más Fuerte que el Sol de Cuba
El cuento no termina ahí. Jarocha hizo las quejas correspondientes: a la delegada, a los funcionarios, hasta cartas escribió. Pero la burocracia, esa tremenda fula, es más fuerte que el propio sol de Cuba. Las entidades del Estado, todas en la misma reunión, pero sin coordinación. ¡Como un dominó sin reglas! Cortan el agua justo cuando más se necesita. ¡Candela!
Las redes sociales tampoco se libran. En vez de ayudar, se ocupan en censurar, como si borrar los mensajes quitara la sed a la gente. “Tengo derecho a quejarme,” me dijo Jarocha, “y las redes son un espacio para hacerlo”.
Llamadas a números corporativos, a ministros…nada, ni el eco contestó. Un poquito de agua llegó después de una lluvia, gracias a una pipa. Pero, ¿4000 litros para una cisterna de 11000? ¡Es una curita en una herida abierta, mi gente!
Un Derecho, No un Lujo
El mensaje de Jarocha es claro. El agua no es un lujo, es un derecho. Necesitamos empatía, sensibilidad, y coherencia entre la palabra y la acción de nuestros dirigentes. Como decía Fidel, “Revolución es igualdad y libertad plenas; es ser tratados y tratar a los demás como seres humanos.” A los que viven de espaldas al pueblo y sus necesidades…¡que se fajenen un poco!
Jarocha Vega, programadora de Radio Progreso, y vecina del Vedado, me lo contó así, sin pelos en la lengua. Una historia que se repite en muchos barrios de Cuba, y que nos recuerda que hay cosas que están mucho peor que una cola larga en la bodega.