¡Ño, Google y el Golfo! ¡Tremendo lío con los mapas!
Asere, esto está más bueno que un mojito en Varadero. Resulta que el mismísimo Trump, en su tiempo de presidente, se le metió en la cabeza cambiarle el nombre al Golfo de México. ¡Golfo de América!, gritaba el tipo. Como si con solo decirlo, ¡pum!, se cambiaba. Una vaina de locos, ¿verdad?
Google: “Mira, mi socio, aquí no se juega así”
Pero Google, ese gigante de la tecnología, le dijo: “espérate, mi rey, que eso no es tan fácil”. Resultó que tienen una política desde hace mucho tiempo: solo cambian el nombre de un lugar si el gobierno lo actualiza oficialmente en sus datos. O sea, no es cuestión de que se te ocurra un nombre nuevo y ya. Tiene que haber un cambio oficial, un papelito, un sello… ¡la cosa seria!
El Golfo: ¿de México, de América, o de quién?
Este cuento del Golfo no es nuevo. Ya el propio Obama había hecho unas movidas con el nombre de una montaña en Alaska, llamándola “Denali” y luego volviéndola a ponerle el nombre anterior. Una telenovela de nombres, ¿no te parece?
Google, entonces, le dijo al mundo entero: “Si algún día el gobierno de Estados Unidos nos entrega un papelito oficial que diga que el nombre del Golfo es ‘de América’, lo cambiamos en el mapa. Punto.” ¡Así de sencillo!
¿Y qué pasa con México y Cuba?
Imagínate, ¿eh? Un cambio así de nombre puede provocar más candela que un guaguancó en plena Calle Ocho. México y Cuba, ¿qué van a decir? Aunque no te lo creas, hay quienes dicen que este intento de Trump de cambiar el nombre a su antojo es una manera de reafirmar su “posición” en la región. Una forma de decir: “Soy yo el que manda aquí”. ¡Tremendo descaro!
Conclusión: El mapa sigue igual… por ahora.
Al final del día, el mapa de Google sigue llamando al Golfo de México, Golfo de México. Trump se quedó con las ganas (y con sus razones, según sus partidarios). Pero la historia de esta “renovación” de nombres nos deja pensando. ¡Qué tremenda muela! ¿Quién sabe qué otros cambios de nombre se inventarán por ahí? Mientras tanto, a seguir disfrutando del buen clima y de las aguas del Golfo, llamese como se llame. ¡Salud!